El objeto que originó el Museo Iconográfico del Quijote


El primer libro de Don Quijote que tuvo en sus manos Eulalio Ferrer. © Museo Iconográfico del Quijote
Durante la Guerra Civil Española, Ferrer fue capturado y enviado a un campo de concentración en Francia. Fue en ese lugar de desesperanza donde la magia de Cervantes tocó su vida por primera vez. Un día, en medio del desasosiego, Ferrer intercambió un paquete de cigarrillos por una copia de "Don Quijote de la Mancha". Así, en el momento más oscuro, inició una relación duradera con el caballero de la triste figura.
Desde entonces, Eulalio Ferrer se convirtió en un apasionado defensor y promotor de la obra de Cervantes. Dedicó gran parte de su vida a estudiar, coleccionar y difundir el legado quijotesco. En México, fundó la Fundación Cervantina de México y acumuló una impresionante colección de arte relacionada con Don Quijote, que incluye pinturas, esculturas y otros objetos. Esta magnífica colección, tiempo después, se transformaría en el prestigioso Museo Iconográfico del Quijote.